En nuestra cultura puertorriqueña el café es un integrante muy importante del día.
Recuerdo a mi abuela cuando me colaba el café en la mañana en la famosa panti media. Cuán especial me sentía con ese detalle, cómo cambiaba mi día al poder compartir ideas, anécdotas y conocer más de nuestras pasiones y sueños. ¡Qué tiempos aquellos! Hoy día, me gusta seguir recordando esa tradición y sacar momentos para tomar café, ya sea en mi hogar o en la oficina.
De esa experiencia, lo que más disfruto es poder ser yo quien haga sentir especial a otros, preparándoles el café. ¿Cómo lo quieres? ¿Cómo te sientes? ¿Cuéntame de ti? …de mi abuela aprendí que estas pequeñas acciones hacen la diferencia en “la tribu”, sea en el hogar o con los compañeros de trabajo. Más aún: distinguen a un jefe de un verdadero líder.
El tiempo es el recurso más escaso que tenemos todos. Su valor es incalculable. Volviendo a mi amor por el café, sabemos que en el aspecto monetario, un café no representa un costo significativo. Sin embargo, el tiempo y el esfuerzo tienen un valor absoluto. Todos tenemos 24 horas en el día, 7 días en la semana y 365 días en el año. Por eso cuando dedicamos a otra persona ese tiempo (del cual tenemos una cantidad fija y finita), su valor será mucho mayor.
Trabajando en Carimerc, a través de los años he aprendido que ese tiempo que saco para preparar café a los compañeros ha permitido que como equipo podamos desarrollarnos y crear relaciones sólidas, tanto entre nosotros como con nuestros clientes- toda esta “ganancia” sólo por aprender a dedicar pequeños espacios de tiempo para compartir experiencias y aprendizajes. Mi exhortación a todos a hacer como abuela: generemos empatía, acerquémonos, conectemos y vivamos el momento presente.